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¡Un hombre brillante y generoso, todo un maestro!

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¡Un hombre brillante y generoso, todo un maestro!

Rodeado del cariño de sus seres queridos, Ricardo Martínez Ramírez falleció la tarde del 12 de marzo de 2020, a la edad de 65 años, en el hospital de Heredia.

Este herediano cursó la primaria en la Escuela Laboratorio, y vivió su etapa de adolescencia en el Liceo de Heredia. Posteriormente, quiso ser abogado, pero en su primer año de universidad descubrió que su vocación era la Antropología, por lo que terminó graduándose como antropólogo social en la UCR.

Al pasar el tiempo fue adquiriendo conocimientos y adentrándose aún más en su carrera, concluyendo en la Universidad en Barcelona, España, una maestría en Gestión Cultural.

En 1984 Ricardo, con 29 años de edad y lleno de ilusión, ingresó al Ministerio de Cultura y Juventud.  Se dedicó de lleno a poner en práctica sus conocimientos; su tarea como antropólogo lo llevó más allá del campo de la investigación.  Amante de la planificación estratégica, dedicaba parte de su tiempo a transmitir e intercambiar conocimientos con sus estudiantes, gestores culturales en las comunidades y sus colegas. Laboró como gestor regional de Cultura en Heredia, coordinador del Departamento de Promoción Cultural en la DC, Director de Cultura y finalmente, Jefe del Departamento de Promoción Cultural. En diciembre del año 2018, se acogió a su derecho de pensión, con la satisfacción de haber trabajado de la mano con diversas comunidades, 34 años de conocimientos, vivencias y aprendizajes.

Siempre abierto a compartir sus saberes, trabajó intensamente en la gestión cultural comunitaria, puso en práctica y desarrolló en diferentes regiones del territorio nacional metodologías de investigación, formulación y evaluación de proyectos.  Con métodos y técnicas de investigación social fue desarrollando junto a un equipo de jóvenes profesionales –en su momento conocidos como “motores”-, una metodología de gestión sociocultural.

Sofía Yglesias Fischel, Directora de Cultura, el equipo de la DC está conformado por personas con vocación de servicio, convencidas de la importancia de que los procesos de gestión cultural sean participativos, reconozcan el valor y la dignidad de las personas con las que trabajamos. Es un equipo generoso con su tiempo y su conocimiento, que exige co-construir lo que se hace en la DC y con disposición de analizar críticamente su accionar para mejorar el servicio que se presta. El espíritu de este equipo se vio influenciado de manera muy positiva por la forma de trabajar de Ricardo.  Su legado vive.  

Para Irene Morales Kött, jefa del Departamento de Fomento Cultural, hay un antes y un después de Ricardo en la Dirección de Cultura, “cuando planteó el programa de Formación en Gestión Sociocultural marcó un rumbo determinante para el ideario organizacional, haciendo énfasis en el control comunal del objeto de trabajo, y de los procesos de gestión como medios para la construcción de identidades y la toma de decisiones comunales democráticas y solidarias. En estos temas, Ricardo amasó conocimientos como pocos, porque además de ser brillante, siempre fue sencillo y generoso. Y esa combinación es imposible de olvidar”.

Adriana Collado Chaves, jefa de Promoción Cultural Regional apunta, “La mente de Ricardo procesaba ideas a la velocidad de la luz y las comunicaba a una velocidad diametralmente opuesta. Por eso, de buenas a primeras, era difícil seguirle el hilo. Siendo directora de la DC años atrás, a mí me llevó tiempo entenderlo. Él se había distinguido por un trabajo coherente y consistente desde la Regional de Heredia. Sin embargo, un día por fin pude comprender algo estratégico: que su mente era capaz de iluminar con claridad lo que debía ser el futuro de la DC. Entonces lo pusimos a cargo de darle forma a ese destino, canalizando su experiencia y conocimiento en el programa “Motores de Desarrollo Local”. Hablo en plural porque en esa decisión Hannia Ugalde fue clave. Ese programa de formación no sólo cambió la vida de mucha gente, sino que posibilitó una revisión conceptual, procedimental y metodológica del trabajo de la DC. Y todo ese “corpus”, mezcla entre teoría y práctica, sigue siendo hoy el único trampolín posible desde el cual la DC puede dar saltos cualitativos. Aquí seguimos proyectando mejoras para añadir más valor público a nuestros servicios, para ser más eficientes, más pertinentes, etc. Y para visualizar ese horizonte, es necesario volver la mirada al trabajo de Ricardo. En síntesis: él sigue con nosotros, acompañándonos a través de su legado.”

¡Él no construyó "motores", sino personas pensantes y comprometidas!, Kenia Ugalde

Isabel Badilla Chan, gestora de la Casa de la Cultura Alfredo González Flores en Heredia, dice: “Ricardo nos deja un legado como investigador y funcionario, para todas las personas que intentan seguir aprendiendo de la construcción de metodologías y abordajes desde la dinámica social. Las aulas y la gestión cultural en las comunidades, lo cuestionaron y definieron; más allá de esta, su amada provincia”.

“Aportó su conocimiento y experiencia a todos los compañeros de la Dirección de Cultura, y a los actores centrales que son las comunidades. Porque era su pasión, estamos gozosos, a pesar del dolor de su partida. Paz a sus restos, consuelo a sus familiares”, comentó Isabel Badilla Chan.

En palabras de Vera Vargas, Gestora de la oficina de la DC en Guanacaste, “Ricardo Martínez fue compañero de trabajo y jefe, de él reconozco su pasión por la gestión sociocultural y la importancia de que los procesos sean democráticos y participativos. Un compañero con quien podías estar o no de acuerdo, con quien planificar, debatir y coincidir era un aprendizaje conjunto para beneficio de las contrapartes comunitarias.”

 “Siento mucho la pérdida de quien en vida me dio tanto apoyo, amor y conocimiento... Mi “papá postizo” como él decía y como yo lo sentía. Vivimos tantas cosas personales, laborales juntos... Tantos momentos que si yo les contara llorarían y reirían (…) a todas las personas les deseo un Richy en sus vidas, porque él no construyó "motores" sino personas pensantes y comprometidas,” Kenia Ugalde, antropóloga y gestora cultural, quien participó del Programa de Formación en Gestión Sociocultural.